Doña pluma y Mr. PC
-¿No logras parar un
momento? Siempre tus lucecitas encendiéndose y apagándose, y
ese constante zumbido,
no deja que uno se concentre.
-¿Qué puedo decirte Doña Pluma? Nosotros los
PC
no podemos dejar
de funcionar mientras la energía pase por nuestras venas, sólo el dueño nos puede apagar y lo hace de noche, tarde,
después de escribir.
-Entonces por tu manera de
ser, todos los que vivimos aquí tenemos que soportar estoicamente tus
luces y ronroneos ¡Estoy agotada y fastidiada de
escucharte !
Es casi de noche cuando Doña Pluma y
Míster PC
protagonizan su enésima
discusión, desde que el autor sumó a la familia del estudio
al nuevo
y reluciente ordenador; un magnífico joven muy rápido, según dicen
los entendidos, su corazón es
un Pentium
4 de
última generación,
utiliza la versión
más avanzada de procesador de palabras, con corrector
automático de
ortografía, gramática y no sé cuántos diccionarios incluidos.
El sitio es parecido a cualquiera de los estudios
de los buenos escritores
de
cuentos y poesías; sí, dije cuentos y
poesías, porque son los dos géneros literarios
que más se asemejan, los dos necesitan
capacidad de síntesis y
sobretodo una gran capacidad de soñar. Sin inspiración
no pueden escribirse buenas poesías y
mucho menos cuentos. Estoy divagando y me olvido de la síntesis (es la edad sin duda); mejor regresar a la descripción del estudio. Un cuarto no muy grande
con
un escritorio antiguo (por no decir viejo), de madera, lleno de papeles y objetos de todo tipo: un cenicero rebozando colillas, y una taza de café medio vacía, olvidada
hasta la próxima sesión, una
mesa típicamente desordenada, una butaca de piel con ruedas, casi tan antigua
como el escritorio,
estanterías
llenas de libros, volúmenes abiertos y
cerrados en el piso y en cualquier
lugar. En el centro de la
vieja mesa, se erige
como supremo héroe, “Míster PC”, con su enorme monitor de
17 pulgadas; en un lado del monitor
casi escondida
por papeles y objetos varios está echada Doña Pluma, quien hace
pocos días llego felizmente, (bueno no tan
felizmente, la
tecnología la está desplazando), a su tercera edad.
-¿Además de ruido y jugar con luces multicolores, que más sabes hacer inútil?
-¿Además de ruido y jugar con luces multicolores, que más sabes hacer inútil?
-¿Inútil yo? ¡Escúchame bien, vieja pluma en desuso!
Yo,
Míster PC, hijo de COMPAQ y
HP, con corazón
interior de Pentium el cual puede dar
hasta 2 Gigas de batidos cardíacos por segundo, soy el único que puede
hacer escribir al amo tan rápido y sin errores como lo
está haciendo.
-Rápido puede
ser, sin errores lo dudo, tú no sabes reconocer un sustantivo de
un adjetivo, además para ti y
tus múltiples diccionarios,
las palabras nada significan.
-¿Qué importa el
significado
de las
palabras,
si
se
emplea la correcta para indicar el
objeto?
-Déjame reír, ilustre cretino, para ti es lo mismo decir: “Tienes bellos ojos” que decir: “Tus ojos brillan como las estrellas del cielo” “El azul de tus ojos
recuerda el
océano infinito”.
-Para qué necesito arte
si tengo la técnica, mis
diccionarios no se equivocan
y mi
gramática es
Impecable. Eres envidiosa
vieja, porque están por
desecharte.
-Toda tu técnica no puede
hacer que el amo sueñe mientras escribe, tus luces y ronroneos, tu pantalla de
colores no permiten que pueda
meditar. El ruido de
la plumilla sobre el
papel es música para el poeta, el olor de la tinta despierta recuerdos; yo viajo en su bolsillo
sobre su corazón, vivo sus aventuras y sus experiencias, soy amiga de la musa.
-Calla anciana, tus días están contados, yo soy el nuevo Señor del
estudio.
-¡Shh, silencio! Alguien se
acerca, callen todos, no hagan ruido.
Se abre la puerta del estudio,
un rayo de luz se filtra desde el pasillo alumbrando la figura alta y
delgada del amo.
-¡María,
María! ¿Quién
movió las cosas de mi escritorio, alguien anduvo con mi mesa? -No lo sé
mi amor, hoy la niña entró un momento, pero salió enseguida.
-¡Mi pluma no está en su sitio! ¿Quién la
movió? Saben
que no quiero que toquen mi pluma, si ella
no está cerca
no puedo pensar, es la única
que sabe escribir mis borradores
¡Búsquenla!
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