LA TRAICI ÓN Allí estaba, Ana, frente al espejo, dándose los últimos toques de maquillaje antes de salir. En los últimos dí a s, e lla se había c omp ra do v ar i a s c os a s nu e v a s, entre las cuales e s a blusa r oj a , m u y atractiva que llevaba puesta sobre su f a lda a bi er ta e n un l a do; se veía m u y sexi ; h a c ía ti e mpo que no me f ij a ba e n ella y lo atractiva que podía ser. – ¿Sales ? – Si c o n una a m i g a . – ¿ Q ui é n e s? –N o la c ono c e s. – S e f u e , c er r a ndo, la puerta d e t rá s de ella. Julia hermosa como siempre, con sus negros ojos fijos en los míos, iba d e snud á ndos e c on movimi e ntos l e ntos mientras me miraba y sonreía. –Me excita tu manera de desnudarte, eres m u y sensual ¿ te a y udo? – Desabrocha mi sostén, y bésame , t e a mo, acaricia mis senos, tus m a nos me enloquecen. – ¿ Un nuevo sostén? Es la p r im e r a v e z que te lo v e o me g usta....